Plaza de Armas. El Templete.
Si quitamos la ceiba y ponemos un roble, ¿qué nos queda? El edificio situado en la Plaza de Armas de La Habana vieja se construyó en 1828 inspirándose en el de la Casa de Juntas de Gernika (1827).
Es interesante lo publicado, a este respecto por Félix Julio Alfonso López en la revista digital cubana La Jiribilla:
"...quede afirmada aquí por primera vez la tesis: la ceiba del templete es el símbolo monumental de la libertad municipal de La Habana, es el histórico padrón municipal de su justicia y señorío”. Finalmente, don Fernando afirma que tiene en su poder una lámina policromada a mano, adquirida a un librero en Leipzig, donde se observa a la ceiba “frondosa y emblemática, como el venerado Gernikako Arbola de Vizcaya”, mucho antes de la construcción del Templete, y promete una próxima publicación sobre el tema. Notemos aquí como la explicación de Ortiz ha pasado a legitimar la ceiba habanera, como reflejo de las libertades civiles, no solo a partir de su comparación con la tradición castellana y americana, sino con el roble de Gernika, bajo el cual debían jurar los monarcas hispanos el respeto de los Fueros tradicionales del pueblo vasco. Resulta obvio, aunque Ortiz en este texto no lo mencione de manera explicita, que detrás de esta analogía estaba el papel desempeñado por el Obispo Espada en la construcción del Templete, interpretado como una suerte de alegoría a la Casa de Juntas y Tribuna Juradera de Gernika..."
Más adelante:
"Unos pocos meses después, el 9 de enero de 1943, en la conmemoración del sesquicentenario de la Sociedad Económica de Amigos del País, Ortiz pronuncia la conferencia titulada “La Hija Cubana del Iluminismo”, y en la misma alude a la relación entre la cultura ilustrada vasca (“los caballeritos de Azcoitia”) y los orígenes de la corporación habanera, enfatizando en las figuras de Don Luis de Las Casas y Aragorri y del obispo alavés. Sobre este último vuelve a recordar sus palabras a Aguirre, añadiendo el siguiente comentario: “Tocante a este (Espada) recordé la jugarreta que el obispo vasco le hizo a los capitanes generales, disponiendo la construcción en esta ciudad del llamado Templete tras la legendaria ceiba, que era signo y padrón de las libertades jurisdiccionales de la villa de San Cristóbal de La Habana; con lo cual frente al Palacio de Gobierno insular se alzó una aproximada reproducción del árbol de Guernica y de su Sala de Juntas, donde se simboliza la libertad nacional de su pueblo"
Y por último:
"...De cualquier manera, adjuntamos fotografías recientes tanto del templo habanero como de la Tribuna Juradera vasca, en las que se podrán apreciar sus enormes similitudes de estilo, amén de tratarse de dos construcciones casi simultáneas, pues como hemos dicho el edificio habanero data de 1828 y la casa vasca de 1827, obra del arquitecto Antonio de Echevarría. En ambos casos, la severa desnudez neoclásica imprime al conjunto una rara perfección, y el árbol es decisivo dentro del ámbito arquitectónico, haciendo las veces de custodia de las libertades o fueros y como alegoría de su permanencia en el tiempo. Sirvan estas reflexiones como una muestra más de la simpatía y solidaridad entre ambos pueblos, el cubano y el vasco, que saben que los árboles pueden caer derribados por el paso del tiempo o la desidia de los hombres, pero la libertad que ellos simbolizan no se extinguirá jamás"
Aunque todo ello nos parezca tan lejano, hubo un tiempo en que la lucha por la independencia cubana y la cuestión vasca corrieron paralelas. ¿Quién se acuerda de que Sabino Arana estuvo en la cárcel por enviar un telegrama de felicitación al presidente estadounidense Roosevelt por haber apoyado la independencia cubana?
"Roosevelt. Presidente Estados Unidos. Washington. Nombre Partido Nacionalista Vasco felicito por Independencia Cuba por Federación Nobilísima que presidís que supo liberarla esclavitud. Si Europa imitara también Nación Vasca sería libre. Arana Goiri".
Aquella liberación, hoy lo sabemos, hizo que Cuba cayera en las garras del poderoso vecino. Garras que, aún hoy, siguen apretando la garganta de la economía de la isla.
Propaganda en una calle de La Habana Vieja
Esperemos que iniciativas como las anunciadas en la fotografía se generalizen, alivien el caos económico cubano y sirvan para continuar con una larga tradición de intercambio cultural y económico vascocubano
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