miércoles, 29 de junio de 2011

LA LENGUA GUARANÍ

El río Iguazú se precipita con sus 1700 metros cúbicos por segundo desde una altura de 80 metros. Me surge la tentación de plantear un problema de Física elemental pero enseguida domino el impulso y me entrego al inmenso espectáculo. Impresionante.
Aunque uno no es muy dado a emocionarse con paisajes o fenómenos de la Naturaleza, siempre hay excepciones.
Pero vayamos al hombre. Su piel se ha oscurecido considerablemente desde Buenos Aires. Habla otras lenguas, además de castellano: portugués en Foz (Brasil) y guaraní en Puerto Iguazú (Argentina). Muy cerca está la frontera de Paraguay donde el guaraní lo hablan el 90% de sus habitantes.
El guaraní es la lengua de algo más de cinco millones de personas de Paraguay, Argentina, Bolivia y Brasil. Es cooficial en Paraguay y en la provincia argentina de Corrientes (donde se encuentran las cataratas).
Las lenguas, instrumentos de expresión pero también de poder y de lucha han sido, en cualquier época y lugar, vehículo de nuevas ideas, religiones y valores. Y lo siguen siendo. Los paraguayos han conseguido que el guaraní se convierta en una de las lenguas oficiales de trabajo del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela). La oficialización de esta lengua amerindia atiende a las reivindicaciones indígenas y se considera un paso importante para su supervivencia.
Con respecto a esta situación, un periodista de El Mercurio Digital decía lo siguiente:
Es preferible aprender un idioma nuestro, que sea auténticamente latinoamericano, que intercambiar expresiones e ideas con ropajes ajenos. La Unión Europea contiene decenas de idiomas oficiales hasta de regiones cuya población no sobrepasa el millón de habitantes. ¿Por qué aquí no se le da la atención debida al guaraní, ya que otros idiomas nativos han ido caducando? América Latina tiene la oportunidad de dar ejemplos al mundo. Esta atención concedida al guaraní no significa el abandono gradual del portugués o el español en los países del Mercosur, sino una manera de dar voz a una de nuestras raíces, la indígena, y valorizar lo propio sin ningún sentimiento de atraso o culpa. Los países llamados “desarrollados” tendrán que aprender el guaraní y respetar el espacio cultural latinoamericano

Tiene razón.

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